2/9/11

Un viraje desobediente a la izquierda para tomar rumbo hacia Otra Europa (1)


  1. La crisis de una UE que ha decidido dañar a las capas populares salvando a sus elites.

La dirección política de la UE parece blindar su orientación hacia la Europa del y para el Capital, bajo una política de hechos consumados pactados jerárquicamente desde los gobiernos. Gran parte de estas políticas se hace a instancias y a favor de las grandes corporaciones privadas, entre las que destaca la influyente oligarquía financiera, principal beneficiaria de las políticas promercado capitalista y de desarrollo desigual. Todo ello se desenvuelve en medio de una sociedad y economía dominadas por una crisis de sobreproducción y un proceso inédito de endeudamiento que las someten a una dictadura de los grandes acreedores y las dinámicas de los mercados y rentabilidad financieros.

La orientación neoliberal, y ahora abiertamente antidemocrática, de la Unión Europea, profundiza el desarrollo desigual entre países y aumenta la brecha entre clases sociales, en un marco de mercantilización ampliado, de conversión de lo público en mero rescatador del capital privado, y de pulverización de los derechos sociolaborales, la protección social o los servicios públicos.

La última iniciativa de la UE, el Pacto del Euro, consagra un modelo de control de las políticas económicas, sociales y laborales, de injerencia en la fijación de los salarios, para definir un fondo de rescate diseñado por Alemania y Francia. El FMI no participa en dicho fondo como uno más, sino que contribuye con préstamos regidos por sus propias reglas y con su propio tipo de interes al paquete global de ayudas. Tambien juega un papel clave en el diseño de los programas de ajuste junto a los ‘ técnicos’ de la CE y del BCE. El FMI esta solo ahi porque los Alemanes insistieron en ello a modo de ‘ garantía’, ya que se fiaban mas de los credenciales neoliberales del FMI que de las ‘ debilidades politicas’ de sus socios Europeos.), con unos contenidos a sugerencia de las oligarquías financieras más importantes del continente. Rescate que, con el Pacto del Euro constitucionalizado, deprimirán más la economía al exigir draconianos ajustes sociales y públicos.

Ante estas circunstancias, y ante un parlamento europeo que no es más que un convidado de piedra, ya de por sí escorado a la derecha, es necesario comenzar por reclamar la formación de gobiernos comprometidos con una agenda supranacional de desobediencia y construcción de otra Europa, u otro área solidaria. Esto supondría, en primer lugar, obtener una alianza de varios países, a ser posible, que, al unísono, rompan y desobedezcan todos los Tratados neoliberales de esta Europa del Capital: Tratado de Lisboa, Pacto de Estabilidad y similares, etc... Y ahora el Pacto del Euro. No se trata de salirse ahora del Euro, sino de establecer el marco de condiciones supranacional, de cooperación internacional, de integración de políticas y de establecer unas medidas solidarias de protección y colaboración mutuas, para cualquier represalia por el resto de países. La reclamación debería consistir en la exigencia de fuerte reforma de los contenidos y orientación de los Tratados neoliberales de la UE. Mientras se invita a este grupo de países y a otros que quieran sumarse, a emprender una política económica alternativa, solidaria internacionalmente, que invita a construir Otra Europa al mayor número de países. El perfil de las políticas a emprender han de ser de un carácter redistributivo, de control del movimiento de capitales, de impulso inversor desde el ámbito público (en áreas estratégicas, de utilidad social y de transición energética favorable a las renovables), y de integración, intercambio y planes cooperativos de las diversas economías. En caso de expulsión del Euro, se proseguirían las políticas en un marco de protección comercial y ante los acosos de la especulación internacional, de control de la fuga de capitales, de reconstrucción de un instrumental bancario y financiero autónomo para financiar una política económica alternativa, y de devaluación controlada de una posible nueva moneda.

El desarrollo de este plan de Alianza supranacional para desobedecer este marco neoliberal de construcción cooperaría en la aplicación de políticas de integración económica para protegerse contra las oligarquías financiero-corporativas europeas, para impulsar políticas progresistas, para integrar social y económicamente de verdad áreas internacionales.

La consigna sería exigir empezar de nuevo para reconstruir los cimientos negando las políticas de apropiación capitalista y de austeridad, dado que la eurozona comenzó el edificio por el tejado (la moneda), y aprovechó este pretexto (e impuso los criterios nominales de Maastricht para imponer una salida de ajuste recesiva) para llegar a ella (la Europa del mercado capitalista ampliado con instrumentos financieros, políticos y regulatorios propios, y blindados frente a la soberanía popular), en vez de una línea de convergencia real. En suma, para hacer una economía al servicio de las necesidades, favorable al mundo del trabajo y, adaptando el sistema productivo-energético, respetuosa con el entorno ecológico que nos alberga. Esto implica invitar a los países de las viejas y nuevas periferias a oponerse a los privilegios y políticas de los grandes países y de todas las corporaciones transnacionales aprovechadas por este marco de políticas. En suma, invitar a construir parámetros y políticas de cooperación para integrar y complementar sus economías, respondiendo a las necesidades populares, y no las ansías de beneficios del capital.

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