29/5/15

Grecia: entre la democracia económica y el ajuste neoliberal (Diego Borja Cornejo)







Por Diego Borja Cornejo*

Igual que sucedía en muchos países de América Latina, durante las décadas de los ochenta y noventa, sobre todo, buena parte del futuro económico de Grecia no depende de las autoridades democráticamente electas, sino de poderosos burócratas del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La coalición de izquierda, Syriza, ganó las elecciones en enero pasado con una propuesta contraria a las políticas neoliberales de ajuste y estabilización impulsadas por la Troika (Comunidad Europea, BCE y FMI). Estas políticas han conducido a una caída del 25 % del PIB real de Grecia y a un espectacular aumento de la pobreza. Como resultado de las políticas de desmantelamiento de la negociación colectiva de los trabajadores, el salario real por hora cayó en 17.2 % frente al 2009. El salario mínimo se ha colocado en los niveles de 1970. El desempleo bordea el 26 % del total de la fuerza laboral. El desempleo juvenil alcanza el 50 % y el desempleo de mujeres jóvenes el 54 %. La participación de los salarios en el ingreso nacional cayó del 60 % en el 2010 al 55 % en el 2013. La pensión mínima para los jubilados cayó bajo el umbral de la pobreza. Alrededor del 36 % de la población y el 44 % de los niños de entre 11 y 15 años se hallan en riesgo de pobreza o exclusión social.

A los desastrosos impactos sobre las condiciones de vida de la población, hay que añadir que el ajuste neoliberal del Memorandum de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés) de febrero de 2012 que se le impuso a Grecia, ha impactado también sobre el crecimiento. Hay estimaciones, como las de Ozlem Onaran[1], que afirman que sin el plan de austeridad impulsado por la Troika la economía griega “solamente” se habría estancado (no habría crecido), en vez de sufrir una caída del 25 % en el PIB. La caída en la participación de los salarios ha sido crucial para explicar la drástica disminución del crecimiento, así como la baja de los ingresos fiscales, el endeudamiento público, el aumento de la relación de la deuda sobre el PIB y por tanto, la propia insostenibilidad de la deuda de Grecia.



*           Ecuatoriano, Economista, Master en Economía por la Universidad de Lovaina, Bélgica, exMinistro de Economía y Finanzas, exMinistro de Política Económica, exPresidente del Banco Central del Ecuador, exSecretario Económico del ALBA, Asambleista Consituyente en Montecristi, Presidente del Movimiento Poder Ciudadano. Miembro de la Comité para la Verdad sobre la Deuda de Grecia, constituida por la Presidenta del Parlamento Helénico, Zoe Konstantopoulou el 7 de abril del 2015.
[1]          Profesora de Política y de Desarrollo Económico en la Universidad de Greenwich, autora de más de sesenta publicaciones sobre la desigualdad, el desarrollo y la crisis; recientemente, ha dirigido un programa bajo los auspicios de la Oficina Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas. Miembro de la Comité para la Verdad sobre la Deuda de Grecia, constituida por la Presidenta del Parlamento Helénico, Zoe Konstantopoulou el 7 de abril del 2015.

17/5/15

Lo que está en juego cuando auditamos la deuda griega.

Daniel Albarracín y Sergi Cutillas
Miembros de la Truth Committee Greek Debt.
12 de Mayo de 2015
http://www.eldiario.es/zonacritica/juego-auditamos-deuda-griega_6_387821269.html
 Zona Crítica

En los pasados días 4 al 7 de Mayo el equipo auditor en el Parlamento Heleno, bajo la coordinación de Eric Toussaint, compartieron sus principales hallazgos. La auditoría culminará en un informe, con una Conferencia de Prensa Internacional el próximo 18 de Junio en Atenas, a la que le han mostrado su apoyo más de 300 personalidades mundiales.

La economía griega está sacudida por los efectos demoledores cuya profundidad obedece a dos acuerdos de entendimiento, fraguados en 2010 y 2012, que han ahogado -25% de caída del PIB en los años de crisis, un 26% de paro, 35,7% de la población en riesgo de pobreza- , en un castigo impropio de un entorno democrático, a la población griega. Han impuesto unas condicionalidades que, sosteniendo artificialmente el funcionamiento de la banca griega, han extendido políticas de austeridad, privatización y deterioro de los servicios públicos y las relaciones laborales, hasta el punto de dañar gravemente los derechos humanos en Grecia y deprimir la economía griega que, a pesar de la reestructuración, ha desplomado sus ingresos y aumentado su déficit, y, por tanto, la deuda pública ha crecido hasta el 181% del PIB.
Anteriormente los principales acreedores de Grecia fueron privados. Pero eso cambió, tras 2012, coincidiendo con el segundo programa de ajuste y el rescate que se produjo entonces. Los bonos antiguos fueron canjeados por nuevos, y hasta un 80% está en manos de instituciones públicas europeas o el FMI. La estructura de la deuda griega fue reconvertida y pasó a manos de agentes públicos a escala internacional (préstamos bilaterales de otros Estados Miembros, del FMI, del BCE y el siniestro EFSF –FEEF con sus siglas en castellano-).