21/12/15

Comentario sobre perspectivas de un gobierno para el Estado español

Se inaugura un tiempo complejo, en el que en el intersticio se nos cuela la mediación de la monarquía en el juego de la formación de gobierno.
 
Un gobierno que, con los resultados conocidos, da como única opción estable un gobierno PP con el apoyo del PSOE y probablemente de Ciudadanos, pero que supondría la revelación del bunker del régimen, y el suicidio político del PSOE, y una reedición a escala hispana de la gran coalición que padecemos en el Parlamento Europeo (EPP, S&D y ALDE).

Otra opción, es una alternativa improbable, pero no imposible, de un gobierno del PSOE con el apoyo de Podemos, UP y fuerzas nacionalistas de signos contrapuestos. Habría que ver con qué programa, que, seguramente, debiera contener ejes básicos. No sería un gobierno duradero, previsiblemente.

También cabe un periodo de inestabilidad con un gobierno técnico hasta que se celebren nuevas elecciones, cuya duración no está marcado en la ley.

Si hubiese nuevas elecciones se harían en una clave polarizada, donde pueden formarse reagrupaciones políticas, técnicas o "formales" para intentar evitar el castigo del sistema electoral. Llegar allí habiéndo sido sólidos, consecuentes, unitarios a la vez que flexibles, sería muy relevante para sacar rédito. En ese último escenario PP y Podemos, o las coaliciones que formasen, serían los dos polos de atracción, en las que las fuerzas nacionalistas podrían decantar el resultado.

Como este último escenario es desfavorable al Régimen, seguramente se apresten a soluciones de compromiso entre los dos grandes partidos más ciudadanos... Pero entonces ya no andaría con una pata derecha y otra izquierda, sino a la pata coja...

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 http://elecciones.eldiario.es/congreso/diciembre-2015/?_ga=1.27428478.33218487.1427371794

100% escrutado

Reparto de escaños

Mayoría absoluta 176 escaños
123409069186110

Posibles mayorías

Mayoría absoluta: 176 escaños

PP + Ciudadanos: 163

PSOE + Ciudadanos: 130
PSOE + Podemos + confluencias + IU: 161
PSOE + C's' + Podemos + confluencias: 199
PP + PSOE: 213
PSOE - 90 (22.01%)
PP - 123 (28.72%)
C's - 40 (13.93%)
PSOE - 90 (22.01%)
PODEMOS - 69 (20.66%)
IU-UPeC - 2 (3.67%)
ERC-CATSI - 9 (2.39%)
DL - 8 (2.25%)
EAJ-PNV - 6 (1.20%)
EH Bildu - 2 (0.87%)
CCa-PNC - 1 (0.33%)

19/12/15

Un 20D para el cambio. Sí, se puede...

Este domingo viviremos intensamente un hito democrático de expresión popular. Las clases populares han irrumpido en escena desde hace tiempo, autoorganizándose en el 15 M, haciendo un paciente trabajo de debate y elaboración en asambleas y círculos, construyendo con dedicación herramientas políticas colectivas para hacerse oír. 

Primero, nos organizamos para parar el sufrimiento padecido durante tiempo, después para levantar propuestas de cambio de nuestras instituciones, en nuestro modo de vida. 

No podemos ser indiferentes a lo que el 20D suceda, es preciso manifestar que hay una mayoría social tan harta como hambrienta de nuevas prácticas.

Hemos construido herramientas y labrado una confianza en común, con muchas discusiones y no pocos desencuentros, pero, qué duda cabe, hoy estamos mucho mejor que antes de 2011, y se abre una posibilidad histórica de cambio. Mañana no acaba nada, es sólo un hito, un paso para un largo y complejo camino.

Mañana los instrumentos políticos de los que nos hemos dotado los que nos indignamos reclaman recabar todas las papeletas posibles. Y ni una voz indignada ha de quedarse en casa. Porque aunque las herramientas construidas sean mejorables, al menos hemos llegado hasta aquí y empezamos a tenerlas. Nada nos ahorrará la tarea de seguir mejorándolas. 

De lo que no cabe duda es que sólo con material puede el artesano hacer su obra, y que el silencio suele resistir mal al ruido de la brutalidad del autoritario. Es nuestra responsabilidad, entonces, poner algunas notas que suenen bien, aúnen más gargantas al canto en esta batalla, e intentar desalojar a los oligarcas que nos quieren hacer callar.
Se trata de intentar ponérselo difícil a los que mandan. Para que no puedan seguir actuando con impunidad y contra las mayorías; para influir en las medidas que un nuevo gobierno tenga que llevar a cabo; y si es posible, incluso aspirar a gobernar, siempre y cuando los programas y compromisos introduzcan cambios notables en las bases energéticas de nuestra producción y una reducción notable en el consumo de materiales y residuos, viren la política económica para generar una inversión en actividades socialmente útiles en el campo de los cuidados y en las energías renovables, y modifiquen el marco laboral y garantizar políticas de pleno empleo digno, en suma, para que democraticemos el trabajo y la inversión en las actividades estratégicas de nuestra sociedad.

Estas aspiraciones no serán posibles únicamente con un magnífico resultado en las urnas -en las que fuerzas como Podemos o UP, y otros actores parlamentarios y extraparlamentarios han de jugar un protagonismo decisivo-. 

Es preciso comprometer y contribuir a empoderar a todas las personas que decidan hacerlo para organizar una nueva sociedad. Convertir lo que es legítimo y justo en nueva legalidad.

Este nuevo horizonte se abrirá camino únicamente con una removilización de la sociedad, sea para oponernos al débil gobierno del establishment o para instar al gobierno de cambio a sus tareas pendientes. Tareas que no podrán llevarse a cabo sin la participación y autoorganización de la gente, porque sin su trabajo, el motor del mundo, nada es posible.

2/12/15

Las coordenadas de la crisis que viene (Michel Husson)




Michel Husson | Viento Sur | 11/11/2015 
 

Mientras que la zona euro esboza una fase de recuperación muy moderada, los pronósticos alarmistas respecto a la trayectoria general de la economía mundial se multiplican: por ejemplo, Le Monde del 20 de octubre titulaba “El crecimiento chino se ralentiza, la economía mundial sufre“. Christine Lagarde/1 enumera las “razones para estar inquietos en torno a la situación económica” y Jacques Attali/2 anuncia que “el mundo se acerca a una gran catástrofe económica“.

Comencemos trazando un breve panorama de la coyuntura: el crecimiento mundial se ralentiza, principalmente en los países emergentes, salvo en India. Esta tendencia se retroalimenta con la caída de los precios de las materias primas y se transmite a los países avanzados. El comercio internacional también se ralentiza, al mismo ritmo que el PIB mundial, como si la globalización productiva hubiera tocado techo. La zona euro registra una recuperación muy tímida y desigual. Estados Unidos y el Reino unido, siguen aprovechándose de las circunstancias (se benefician un poco) pero el crecimiento tiende a ralentizarse en un caso y en el otro resulta artificial.

En el campo de la “esfera financiera”, el quantitative easing (flexibilidad monetaria) alimenta la burbuja de activos en lugar de alimentar la inversión productiva, que se estanca. Y la única perspectiva -hasta ahora retrasada- de un repunte del tipo de interés del FED (Banco Central de EE UU) pesa como una espada de Damocles hasta el punto de desestabilizar las monedas y los mercados financieros de numerosos países. En fin, “la incertidumbre y las fuerzas complejas pesan sobre el crecimiento mundial” para retomar la fórmula del FMI en sus últimas perspectivas/3.

De este cuadro puntilloso, se pueden extraer las tres características fundamentales de la coyuntura actual:

· La persistencia de las “secuelas de la crisis financiera mundial”;
· Las perturbaciones de la economía mundial;
· La perspectiva de un “estancamiento secular”.

Las secuelas de la crisis financiera mundial
La flexibilización monetaria permite a un Banco Central la compra de títulos. De ese modo crea moneda que, inyectada en la economía, debería hacerle despegar. Admitamos que eso haya podido funcionar durante un tiempo en Estados Unidos. Pero el hecho nuevo es que se comienza a tomar conciencia de que este tipo de medidas tiene efectos colaterales preocupantes.

El presidente del Banco federal de Dallas, Richard Fisher (de poco peso en el seno del FED), resume de esta manera su escepticismo: “el dinero que hemos impreso no se ha distribuido tan bien como lo hubiéramos deseados. Un gran cantidad ha servido para la especulación corrupta o, con más exactitud, corrosiva/4. Durante esa conferencia, llegó incluso a citar un poema de Jonathan Swift, fechado en 1735: “El dinero, la sangre vital de la nación/ Se estanca e infecta en las venas/Al menos que una buena circulación/garantice su movimiento y su calor”/5.

La ineficacia a largo plazo de las políticas monetarias se explica en función de varios mecanismos o de los efectos secundarios que pesan en la coyuntura actual. De entrada, la inyección de moneda se hace a ciegas y nada garantiza que la liquidez se vaya a utilizar para favorecer las inversiones. Por el contrario, termina por alimentar la especulación y provocar un incremento del precio de los activos que no beneficia más que a los ricos y conduce a la formación de burbujas [financieras].

Tipos de interés históricamente bajos

La flexibilidad monetaria conduce simultáneamente a una reducción de los tipos de interés (ver gráfico 1). También podría contribuir a la recuperación de las inversiones en vivienda y sobre todo en las inversiones productivas, puras y simples. La recuperación de las inversiones es, por otra parte, la cuestión clave para toda recuperación. Ahora bien, nos encontramos con que esta recuperación no llega porque las empresas, a falta de mercados y/o de beneficios, no invierten. Restablecen sus márgenes hacen caja, multiplican las fusiones y adquisiciones, distribuyen dividendos, pero sus inversiones no avanzan.

Gráfico 1
Tipo de interés real 1972-2014
Tipos de interés de referencia de los bancos centrales (media ponderada de Alemania, EE UU, Japón). Fuente : BIS-BRI/6

Al mismo tiempo, es verdad que la inyección de moneda conduce a la inflación de activos, pero no a la inflación pura y simple, la de los precios. Tipos de interés bajos e inflación débil se combinan entonces de tal forma que los tipos de interés reales (descontada la inflación) no pueden devenir altamente negativos. Los tipos de interés nominales llevan a lo que los economistas americanos denominan ZLB (zero lower bound): cero como tipo base. Este límite es para algunos, como Lawrence Summers/7, el resultado del estancamiento secular, caracterizado por elevadas tasas de ahorro, una aversión al riesgo y una débil disposición a invertir. Para restablecer la situación, serían necesarios tipos de interés reales negativos para relanzar la actividad, lo que está fuera de toda perspectiva. Esta interpretación es muy discutible porque no tiene en cuenta determinantes más estructurales del eventual estancamiento secular/8.