13/9/17

Qué se puede hacer, y qué no, con la UE (Juan Carlos Martínez Coll)

Publico este artículo del profesor de la Universidad de Málaga Juan Carlos Martínez Coll que redactó en relación a un artículo que firmé con Manuel Garí sobre la cuestión de la UE y el Euro

Este debate se ha publicado en Viento Sur. 

El artículo de Martínez Coll puede leerse a continuación:



Por Juanca Martínez[i]

La mayoría de los españoles se sienten satisfechos de pertenecer a la Unión Europea. Según las encuestas del Eurobarómetro[ii], la aprobación de los españoles es superior a la media europea y consideran mayoritariamente que nuestro país se beneficia económicamente de su integración en el Euro y políticamente de sus garantías democráticas. Pero también hay una amplia minoría que consideramos que las políticas actuales de la UE y el mal diseño del sistema euro están provocando el aumento de la desigualdad en y entre los países europeos; la economía es más frágil y la pérdida de soberanía económica induce a soluciones basadas en el empobrecimiento de la población. Ante esto ¿Qué podemos hacer? ¿Sería mejor salirnos de la UE? ¿Es posible? Y, de quedarnos, ¿Podemos cambiar la UE? En este artículo, 1º tras  analizar los perjuicios que ocasiona la pertenencia a la UE, 2º se argumenta que  no es conveniente ni posible salirnos, 3º que sí es posible defendernos y fortalecer la economía española y 4º que sí es posible cambiar la UE.

1º La Unión Europea perjudica la economía y la democracia española

La desigualdad en España, medida por el índice de Gini, está creciendo, y también ha aumentado notablemente la diferencia en la renta per cápita entre los países europeos del norte y del sur, especialmente en los últimos diez años. La entrada en la Unión Europea supuso el desmantelamiento de gran parte de nuestro capital industrial. El déficit por cuenta corriente y el consiguiente endeudamiento externo se hizo crónico tras la entrada en la UE y creció espectacularmente a partir del euro. La deuda pública en porcentaje sobre el PIB es la mayor de nuestra historia, más del doble del ratio anterior a la entrada en la UE. 

En lo que respecta a la democracia, entrar en la Unión Europea y el euro ha significado la pérdida de control democrático sobre las políticas económicas y, como consecuencia y por imposición de la UE, las conquistas del estado del bienestar se están deteriorando gravemente. 

Los instrumentos mediante los que un gobierno puede controlar la economía de su país son de tres tipos: la política monetaria, la política fiscal y la regulación de los mercados. España perdió totalmente el control de la política monetaria al entrar en el euro. La entrada en la UE requirió una reforma fiscal en un sentido regresivo (el IVA) adaptada a las normas europeas y la entrada en el euro y su Pacto de Estabilidad implicó unos compromisos fiscales que limitan gravemente nuestra soberanía. Respecto a la potestad de regulación de los mercados (agrícolas, industriales, laborales, inmobiliarios, financieros, etc.), al entrar en la UE España renunció a gran parte de su soberanía y poder regulatorio, incluyendo nuestra capacidad de negociación de acuerdos comerciales con otros países. Tras el rescate bancario de 2012, el control de las instituciones europeas sobre la legislación española es aún mayor. La liberalización del mercado de trabajo es una de sus consecuencias más visibles y dolorosas.

No todo es malo. Ciertamente las normas europeas de protección al consumidor son mucho más avanzadas que las que hubiéramos podido imponer siendo un país independiente. Los tipos de interés son mucho más bajos de lo que sería normal para un país de nuestro tamaño. Sin duda el poder de la UE puede conseguir condiciones más beneficiosas al negociar la pesca con Marruecos que las que tendríamos negociándolas como país independiente. Pero esos tipos de interés descontroladamente bajos provocaron la burbuja inmobiliaria y los acuerdos y tratados internacionales de la UE pueden resultar perjudiciales para el nuestro. 

En la práctica, España es una colonia de la UE. Nuestra economia está controlada por la metrópoli de Berlín y Frankfurt que la gestiona según sus intereses. Como consecuencia se está perpetuando el superávit comercial de Alemania y se refuerza cada vez más su posición dominante, su poder. Nuestra posición en la UE es la típica de una estructura centro-periferia.
En resumen, contrariamente a lo que creen nuestros conciudadanos, la pérdida de soberanía significa pérdida de democracia, pérdida de la capacidad de decidir sobre las políticas económicas que más nos convienen. Y como consecuencia de ello nuestra situación económica es más frágil e indefensa que si fuésemos un país independiente. Contrariamente a los países del norte, en 2017 nuestro PIB sigue siendo inferior al de antes de la crisis.   

Algunos economistas consideran que no es posible revertir estas tendencias y plantean abiertamente la conveniencia o la necesidad de salirnos del sistema euro. En el nº 150 de Viento Sur, Manuel Garí y Daniel Albarracín (en adelante GyA) publican el artículo titulado “¿Qué se puede hacer con la Unión Europea?”[iii] en el que proponen un debate que es pertinente y urgente. Podemos, como alternativa al gobierno, debe tener una postura y una estrategia clara, definida y detallada ante la UE y, de momento, no la tiene. 

Coincido con GyA en las líneas generales de su análisis de la UE y, especialmente, del Sistema Euro. La UE, como todos los Estados que la componen, defiende una política económica neoliberal que beneficia a los más poderosos, reduce las prestaciones del estado de bienestar y hace aumentar la desigualdad económica entre las personas. El Sistema Euro fue mal diseñado y construido por lo que unos países, los ricos del norte, resultan beneficiados y otros, los del sur, resultan perjudicados. Como Robert Mundell había indicado[iv] ya en 1961, las uniones monetarias deben ser acompañadas de una unión fiscal que provea de recursos y mecanismos para redistribuir beneficios y reequilibrar las diferencias entre regiones y países. En Europa no se hizo así y las consecuencias son evidentes: los países de menor productividad laboral se ven fuertemente perjudicados y quedan indefensos ante los más avanzados en capital y tecnología. 

El problema se hace aún más grave cuando Alemania pone en práctica políticas encaminadas a aumentar y prolongar indefinidamente los superávits de su balanza comercial: al reprimir los salarios de sus trabajadores a pesar de su alta productividad, está impidiendo el reequilibrio entre los países de la eurozona. Si un país tiene superávit es porque otro está teniendo déficit; eso es una identidad matemática insoslayable: la suma de todos los superávits en el comercio entre países de la eurozona es exactamente igual a la suma de sus déficits. Si aumenta el superávit de Alemania, aumentan los déficits de los países del sur europeo. La relación salarios/productividad es más baja en Alemania que en los países del sur por los que los productos alemanes son más competitivos. Las empresas del sur no pueden competir y tienen que cerrar. Propongo aquí una de las consignas que debería gritar Podemos: “¡Que le suban los salarios a los obreros alemanes!”. La alternativa es… que se bajen los salarios a los trabajadores españoles, cada vez más y más, indefinidamente. 

Inicialmente, en el Tratado de Roma de 1957, se había previsto que las instituciones europeas reequilibrarían las balanzas transfiriendo rentas de los industriales del Norte a los agricultores del Sur, de Alemania a Francia, principalmente. La Política Agrícola Común representaba cerca del 90% del presupuesto europeo. Eso funcionó muy bien en los primeros años, pero tras las continuas ampliaciones, los nuevos fondos como sistemas de reparto menos equilibradores y la disminución del peso del presupuesto de la UE hasta ser menos del 1% del PIB europeo, el efecto corrector de los desequilibrios prácticamente desapareció.

2º No podemos salirnos 

El TARGET2

Otro gravísimo problema generado al montar el Sistema Euro fue la falta de control del Banco Central Europeo. El BCE es el banco central más independiente, descontrolado y poderoso del mundo. Su poder económico es inconcebible, jamás visto, jamás imaginado: tiene el poder de dejar instantáneamente sin dinero a un país entero. Y cuando digo instantáneamente quiero decir exactamente eso: pulsando una tecla de ordenador. 

Para entender lo que le pasó a Grecia y lo que le puede pasar a España, es necesario explicar brevemente el funcionamiento del instrumento más poderoso del BCE: el TARGET2. ¡Eso sí que es un arma de destrucción masiva! 

Veámoslo con un ejemplo. Una empresa andaluza tiene su cuenta en UNICAJA y le ordena que haga dos transferencias, una a una empresa alemana a la que ha comprado una máquina y tiene cuenta en COMMERZBANK y otra para pagar el salario a un trabajador local que tiene su cuenta en el BBVA. Las dos transferencias son tratadas exactamente igual: el empleado de la sucursal de UNICAJA introduce en su ordenador los datos de las transferencias y pulsa una tecla para que el sistema informático proceda a realizarlas. El sistema informático es el TARGET2. Las órdenes van al servidor central del TARGET2 del BCE que hace el cargo en la cuenta de UNICAJA en el BCE y el abono en las cuentas que mantienen el COMMERZBANK y el BBVA en el BCE. 

Todos los bancos de la eurozona tienen cuentas en el TARGET2 del BCE a las que se hacen los cargos y abonos de las transferencias interbancarias. Son de hecho un préstamo que hace el BCE a los bancos, a tipo de interés cero, con el respaldo de las tenencias bancarias de bonos soberanos de deuda pública. 

El 4 de febrero de 2015, diez días después de que Tsipras tomara posesión como primer ministro, el BCE dejó de aceptar bonos griegos como garantía para sus préstamos a los bancos en el TARGET2. Eso tenía dos consecuencias inmediatas: que los bonos soberanos griegos que se emitieran a partir de ese momento dejarían de tener compradores y que los bancos griegos tendrían que empezar a pagar intereses más altos por sus cuentas en el TARGET2 que, a partir de ese momento, al no ser aceptado el respaldo de los bonos griegos, estarían sujetas a las condiciones de emergencia ELA (emergency liquidity assistance). 

El domingo 28 de junio de 2015, justo una semana antes del referéndum del OXI, el BCE cortó la financiación ELA a los bancos griegos. A partir de ese momento no solo se dejaron de enviar billetes de euro a Grecia sino que las cuentas de los bancos griegos en TARGET2 quedaron congeladas por lo que dejaron de poder hacer transferencias. Las empresas griegas no podían pagar sus importaciones, ni recibir el pago de sus exportaciones, ni pagar los salarios a sus trabajadores, ni pagar ni cobrar por sus compras o sus ventas. Eso significaba la quiebra no solo de todos los bancos griegos sino de prácticamente todas las empresas griegas. Por primera vez en los 3.000 años de historia del dinero, un país se había quedado de pronto, instantáneamente, sin dinero.
Jamás un banco central ha tenido tanto poder. Puede hacerlo, lo hizo con Grecia y lo puede hacer y está dispuesto a hacerlo con España, Portugal o cualquier otro Estado europeo, llegado el caso. Los pagos y cobros de las empresas andaluzas dependen de la voluntad del BCE que puede decidir la suspensión de pagos, la quiebra de todas, en un instante. Los cajeros dejan de funcionar, las tarjetas de débito o crédito dejan de ser aceptadas, las cuentas bancarias de todos los ciudadanos quedan bloqueadas. Eso es lo que permite el TARGET2 que haga Mario Draghi pulsando una tecla.

Lo que no se puede hacer con la UE

Ante los graves perjuicios que la UE y el sistema euro causan a los países del sur, GyA proponen una serie de medidas que adolecen de inconsistencia temporal, es decir, que no tienen en cuenta los tiempos. Las medidas que proponen GyA requieren mucho tiempo para ser efectivas y las respuestas de la UE y el BCE son mucho más rápidas y terriblemente destructivas.

GyA proponen suspender el pago de la deuda mediante una moratoria y “Ante las amenazas de la Troika: no ceder. Ante la imposición de sanciones: no pagar”. El calendario de pago de deuda pública requiere hacer nuevas emisiones casi todos los meses; si se dejara de pagar la deuda no se podría volver a emitir más y la administración se paralizaría. Si España suspende unilateralmente el pago de su deuda, el BCE no amenazará sino que ejecutará inmediatamente. España no puede empezar a renegociar su deuda, lo que requiere meses, teniendo todos sus bancos y empresas en suspensión de pagos, lo que se ejecuta en un instante. Estoy de acuerdo con GyA en que debe haber una auditoría de la deuda, una renegociación y, si hiciera falta, una restructuración. Pero creo también que no conviene, ni se debe, ni se puede, interrumpir unilateralmente el pago de la deuda. Además, como explicaré más abajo, creo que no es necesaria la restructuración, que el problema de la deuda no es grave en España y que la solución no es reducirla sino aumentar el PIB.

El BCE posee deuda pública española por valor de 250 mil millones[v], la cuarta parte de nuestra deuda pública y del PIB. La intervención del BCE adquiriendo en el mercado abierto deuda pública de los países miembros es otra arma poderosa. En la práctica los tipos de interés son decididos por el BCE. Mediante su Programa de Compra de Activos el BCE está emitiendo 60 mil millones de euros mensuales que utiliza para comprar bonos de deuda pública. Esa demanda millonaria mantiene bajos los tipos de interés de los bonos soberanos. ¿Cómo de bajos? Lo que quiera el BCE.

Conviene tener en cuenta, además, que el problema no está solo en la deuda pública, sino también en la deuda privada. Una de esas deudas es la que mantienen los bancos españoles en el Target2: 371 mil millones de euros. Para hacernos una idea de cuánto es esa cifra podemos compararla con los 40.000 millones de euros recibidos para el rescate de Bankia: es casi diez veces más.

Obsérvese que las deudas del Target2 están contraídas por los bancos españoles con el BCE, no con otros bancos. En el ejemplo que vimos anteriormente, cuando se hace una transferencia de una cuenta de Unicaja a una del Commerzbank, el BCE carga y abona las cuentas de esos bancos en Target2 lo que quiere decir que el Commerzbank ha recibido el importe y Unicaja pasa a ser deudor del BCE, no del Commerzbank.

GyA prevén que “Si el BCE finaliza la provisión, la nueva autoridad monetaria dependiente de un gobierno con voluntad de cambio podría mitigar el efecto inmediato haciendo circular una segunda moneda…”. El problema es que hacer circular una moneda alternativa requiere tiempo. No se trata solo de imprimir billetes y acuñar monedas sino que hay que elaborar un sistema que permita mantener cuentas corrientes y hacer transferencias en esa moneda además de elaborar normas específicas y crear instituciones de control. Para cuando estuviera disponible el nuevo sistema, el daño causado por el bloqueo del BCE habría sido terrible y sería “mitigado” muy poco. España tardaría años, muchos años, en recuperarse del shock. Varoufakis y el gobierno griego estudiaron esa posibilidad, pero se dieron cuenta de que no era posible, de que no tenían tiempo. La propuesta de GyA de una moneda alternativa al euro es muy buena idea, pero, como explicaré más abajo, podemos y debemos empezar a prepararla desde ahora mismo.

GyA advierten que la nueva moneda tendería a devaluarse poco después de imponerla y que eso tendría consecuencias negativas para la renta  y para nuestra provisión de recursos externos. Coincido con esa preocupación y creo que habría que evitarlo. Una devaluación tiene ventajas e inconvenientes. La devaluación puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Hay que estudiar muy cuidadosamente las circunstancias antes de permitir la devaluación. Previsiblemente en España la nueva moneda convivirá con el Euro durante mucho tiempo. No estoy de acuerdo, sin embargo, con GyA en que la moneda buena desplaza a la mala; lo que la historia demuestra es justamente lo contrario: la gente atesora la moneda en la que tiene más confianza y trata de desprenderse (y por tanto hace circular) a la moneda menos fiable. Se puede y se debe ganar la confianza de la población en la nueva moneda. Tenemos la experiencia reciente de Bolivia. Cuando Evo Morales gana las elecciones, en diciembre de 2005, la moneda habitual en las transacciones es el dólar USA; solo el 16% de los depósitos bancarios y el 7% de los créditos estaban denominados en bolivianos. Se tardó casi diez años en revertir la tendencia, pero en 2014 se había conseguido que el 81% de los depósitos y el 92% de los créditos estuviesen en bolivianos. Pero una condición para conseguirlo fue que en esos diez años el tipo de cambio boliviano/dólar fuera el más estable de Latinoamérica, prácticamente rígido. Como explicaré más abajo, es posible (y conveniente) tener una moneda española alternativa y que conviva con el Euro sin quebrantar la legalidad europea. Y esa moneda deberá mantener rígidamente la paridad de su valor con el Euro.

Las consecuencias del Espexit

GyA proponen que, si la UE detiene las ayudas que recibimos de los programas europeos, dejemos de pagar la contribución española a la UE. Y hacen sus cuentas: los programas europeos nos aportan el 1,18 del PIB mientras que nuestra contribución es del 1,12 del PIB por lo que tan solo perderíamos el 0,06 del PIB. Las cuentas están muy bien hechas, pero lo que GyA parecen no ser conscientes es que dejar de pagar nuestra contribución a la UE significa exactamente lo mismo que salirse de la UE. Y eso no lo quiere la población española. Dejar de pagar la contribución a la UE, salirnos bruscamente de la Unión Europea, no solo traería un caos económico sino también político. El gobierno que hiciera eso contra la voluntad del pueblo español tendría los días contados.

En cualquier caso, como GyA reconocen, esas medidas requieren “un gobierno con voluntad de cambio” y yo añadiría que con mayoría absoluta garantizada en el Congreso de Diputados. Es muy dudoso que se den esas condiciones, que un gobierno de coalición de Unidos Podemos con otras fuerzas, apoyado por grupos parlamentarios que sumen mayoría absoluta en el Congreso, tenga la “voluntad de cambio” suficiente para suspender los pagos de la deuda y la contribución a la UE.

GyA proponen “el establecimiento de nuevas relaciones financieras internacionales y de nuevas relaciones comerciales y económicas con países de dentro y fuera de la UE de carácter justo y cooperativo”. Las nuevas relaciones con otros países no se pueden establecer por decreto ley ya que requieren ponerse de acuerdo con esos otros países en muchísimas cosas incluyendo normas de control de calidad, etiquetado o tránsito de aduanas para cada uno de los productos con los que se vaya a comerciar, además de acordar el significado de “justo y equitativo”. Respecto a los países “de dentro” de la UE, hay que descartarlos: los países de la UE han renunciado al derecho a establecer negociaciones comerciales bilaterales con terceros. Recordemos que la UE es el destino del 66% de nuestras exportaciones y el origen del 57% de nuestras importaciones. Respecto a los países “de fuera”, la UE mantiene tratados comerciales con casi todos los países del mundo que permiten intercambios fluidos y con bajos aranceles. Al salirnos de la UE automáticamente todos esos tratados quedarían sin efecto para nosotros, por lo que España tendría que empezar a negociar nuevos tratados con todos los países del mundo, uno a uno, incluida la UE, y con un poder de negociación muy débil. Es el problema principal al que ahora se está enfrentando el Reino Unido en la preparación del Brexit. Para España la salida de la Unión Europea supondría un desastre comercial sin precedentes, quedándonos prácticamente aislados, con graves problemas de abastecimiento y un déficit comercial muy grave durante mucho tiempo. El problema no sería “el establecimiento de nuevas relaciones” sino la renovación de las antiguas. Y si alguien confía en la ayuda que Rusia o China nos prestarían por razones estratégicas creo que se equivocan. Tsipras fue a visitar a Putin a Rusia dos veces, en abril y en junio de 2015, además de mantener seis conversaciones telefónicas en ese año. Pero a pesar de la proximidad geográfica y cultural-religiosa, a pesar de la simpatía mostrada públicamente por Putin, Tsipras tuvo claro que esa alternativa no era viable. Se tardan muchos años en establecer acuerdos, relaciones y redes comerciales sólidas. 

Las condiciones en las que se encuentra España, plenamente integrada en la UE y en el Euro, no permiten realizar el tipo de medidas que proponen GyA. Si las negociaciones para el Brexit van a durar dos años y se prevén difíciles, duras y con graves costes para las dos partes, un Espexit sería aún más difícil por estar España en el Euro y porque el peso económico y el poder de negociación de España es mucho menor que el del Reino Unido.

GyA son claramente partidarios de que España abandone el Euro y la UE e inicie un camino de profundas reformas sociales incluyendo “la intervención del sistema bancario”, “suspender los pagos” de la deuda pública, “una nueva autoridad monetaria”, “un plan energético que asegure la independencia y la autosuficiencia”, con cargo  sobre “las rentas y el patrimonio”, “sobre las ganancias capitalistas y la riqueza de la clase dominante”.

León Trotsky nos previno contra el aislacionismo, contra la pretensión de construir el socialismo en un solo país. “La ilusión de un socialismo que se construye suavemente -a paso de tortuga- sobre una base de miseria, rodeado por enemigos poderosos, no resiste largo tiempo los golpes de la crítica”. (Trotsky 1936, La revolución traicionada). GyA parecen haberlo olvidado. Ochenta años después de esa frase de Trotsky conocemos también la degradación de los ideales socialistas y el precio en libertades y derechos humanos que tiene el resistir los golpes de la crítica, de la realidad y de esos enemigos poderosos. España no puede desvincularse de Europa para iniciar, sola, un camino de pureza revolucionaria.

Pero hay alternativas.


3º Podemos fortalecernos

Lo primero es fortalecernos. Podemos hacer magia sin romper el matraz. El gobierno de Portugal está demostrando que se puede sobrevivir a la austeridad aplicando políticas sociales progresivas. En el Ayuntamiento de Madrid (y en Barcelona y en Cádiz) se está demostrando la capacidad de obrar milagros. La banda de ladrones que nos gobierna son, además, muy malos gestores. No es solo que para ayudar a los amigotes inviertan en autopistas sin coches, aeropuertos sin aviones o túneles ruinosos sino que además la corrupción generalizada desmoraliza a las PYMEs, a los profesionales y autónomos, desanimando las iniciativas empresariales y debilitando la recaudación fiscal.

Proyecto AltEuro, un Euro alternativo

La propuesta de una moneda electrónica alternativa al Euro y con respaldo público “está en el aire”. La proponen GyA, la propone Varoufakis y el DiEM25 para toda Europa, la proponen muchos otros economistas, se ha puesto en práctica en algunas ciudades europeas y se está implementando en Barcelona. Voy a tratar de desarrollar aquí brevemente cómo puede ser su diseño.

Hay muchas monedas alternativas al Euro. Por citar tan solo casos andaluces tenemos el Puma sevillano, el Ximeno en Jimena de la Frontera, el Zoquito de Jerez de la Frontera, el Chavico granadino o el Axarco de la Málaga oriental y otros muchos proyectos en diverso grado de funcionamiento y volumen de circulación. Además de estas monedas locales o regionales también disponemos del Bitcoin y otras monedas electrónicas que, dicho sea de paso, son poco más que burbujas especulativas en un esquema piramidal. Pero todas estas monedas alternativas tienen una debilidad básica: no están respaldadas por el Estado y por tanto no sirven para pagar impuestos. Hay algunos economistas que, con mucha razón, dicen que el dinero es un invento para poder cobrar impuestos y que por tanto solo es dinero aquello con lo que se pueda pagar impuestos.

El programa de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona incluía la creación de una moneda local. El proyecto, al parecer, está muy avanzado; se anuncia que habrá una consulta popular para darle nombre a la nueva moneda, que la nueva moneda servirá para pagar impuestos locales, que será solo electrónica, que hay un plan progresivo de implantación que empezará por algunos barrios. Santa Coloma de Gramenet se le ha adelantado y ya está en circulación “la Grama” con unas características similares. Ambas siguen el modelo de la ciudad británica de Bristol en la que la moneda fiscal local lleva funcionando varios años.

Usemos un ejemplo local: pensemos en Cádiz. El Ayuntamiento de Cádiz puede realizar las siguientes acciones:
·         Emitir cierta cantidad de deuda pública local en forma de bonos electrónicos al portador y fraccionables denominados CadEuros.
·         Comprometerse a aceptar el pago en cadeuros de los impuestos, las tasas y los precios públicos municipales al cambio de un euro = un cadeuro.
·         Abrir automáticamente una cuenta en cadeuros (con saldo cero) a todos los contribuyentes de los que conozca su NIF (es decir, que le hayan pagado el IBI o cualquier otro impuesto local), asociada a ese NIF.
·         Diseñar un sistema informático para la gestión y una App para móviles que permita la transferencia directa cuenta a cuenta de cadeuros (adaptando software ya existente).
·         Ofrecer gratuitamente la App del CadEuro que de hecho será una cartera electrónica.
·         Vender cadeuros al cambio un cadeuro = un euro.
·         Empezar a hacer pagos en cadeuros a los que voluntariamente los acepten.
·         Promocionar el uso del CadEuro en Cádiz.

Los aspectos fiscales son importantes. Los cadeuros se contabilizarán como deuda pública y Cádiz debe seguir respetando la legislación vigente. Por tanto se trata tan solo de sustituir en parte las solicitudes municipales de crédito a la banca por solicitudes de crédito a la población gaditana. Esto tiene varias ventajas ya que, además de no tener que pagar intereses (aunque habrá costes de gestión) los vencimientos son indefinidos. Los cadeuros se extinguen (y la deuda asociada también) cuando los cadeuros son usados para pagar el IBI o una multa de tráfico. El Ayuntamiento de Cádiz seguirá emitiendo nuevos cadeuros para reponer los extinguidos y ampliar la oferta de forma ajustada a la demanda.

Los primeros cadeuros se venderán a cambio de euros (no olvidemos que son bonos de deuda pública) a los que voluntariamente quieran adquirirlos. Además el municipio los podrá utilizar para ciertos pagos de tipo benéfico, o para pagar una parte (en Santa Coloma de Gramenet han fijado un 30%) de los sueldos a los empleados y de las deudas a los acreedores del Ayuntamiento que voluntariamente los acepten. La voluntariedad de su aceptación es políticamente importante para evitar una reacción de rechazo. No se deben “hacer descuentos” para facilitar la aceptación porque se debe evitar la devaluación de la moneda. El tipo de cambio del CadEuro con el Euro tiene que ser rígido para que pueda ganar la confianza de los usuarios.

Los gaditanos que dispongan de cadeuros podrán pagar sus cañas en los bares y comprar en los puestos del mercado o las tiendas que los acepten. Los dueños de bares, puestos y tiendas se beneficiarán al aceptar cadeuros atrayendo clientes y usando los cadeuros para pagar a sus proveedores locales. Se requerirá tiempo, años, para que todos los gaditanos se acostumbren y acepten el uso del CadEuro, pero en pocos meses se puede conseguir que un número significativo de comercios y empresas gaditanas los acepten, sabiendo que podrán hacer uso de ellos para satisfacer sus obligaciones tributarias en el municipio.

Los beneficios económicos para los municipios emisores son:
·         Los intereses de la deuda convertida en AltEuros son cero.
·         No hay fecha de amortización del principal.
·         Los AltEuros amortizados mediante el pago de impuestos son reemplazados por nuevos.
·         Se amplía la oferta monetaria con el consiguiente efecto expansivo sobre la economía local.
·         El uso de los AltEuros es local, no hay “fuga de capitales”, sólo sirven para estimular la economía local.
·         Se mejora la “balanza comercial” de la localidad.
·         Los AltEuros no pueden prestarse, su valor no varía con respecto al Euro, no pueden estimular economías especulativas, lo que se está fomentando es la economía real frente a la financiera.

Pero quizás los beneficios socio-políticos sean aún más valiosos: los vecinos serán y se sentirán “acreedores” del Ayuntamiento y, por tanto, más partícipes ¡y exigentes!; las autoridades locales serán menos dependientes de los bancos y los Ayuntamientos tendrán mayor poder de negociación.

El CadEuro será en principio aceptado y utilizado solo en Cádiz, pero si otros municipios emiten otros tipos de AltEuros o si la Junta de Andalucía emitiera algún día AndEuros, se podrían realizar acuerdos para facilitar el cambio de monedas; quizá se pueda llegar a acuerdos entre todos los Ayuntamientos del Cambio. Y cuando el gobierno español emita el EspEuro, la sociedad estará preparada para recibirlo y se expandirá rápidamente su uso. Entonces nuestro gobierno dependerá menos de los mercados para su financiación y estará mejor armado para afrontar las amenazas o los ataques del BCE.

El Proyecto AltEuro necesita, por supuesto, un desarrollo más detallado, pero éste no es el lugar para hacerlo. Con lo dicho es suficiente para los objetivos de este artículo.


La deuda pública y el PIB

He dicho más arriba que la deuda española no es un problema grave y que la solución no es reducirla o dejar de pagarla sino aumentar el PIB. Si la deuda pública española es hoy el 100% del PIB es debido no solo al rescate de la banca y al corrupto capitalismo de amiguetes de los gobiernos de diverso color que hemos sufrido, sino también a su nefasta gestión y principalmente a los efectos contraproducentes combinados del austericidio y la regresiva política fiscal neoliberal.

No importa que la deuda pública sea de más o menos millones de euros, lo que importa es su proporción con respecto al PIB y con respecto a las perspectivas de futuro de la economía nacional; lo que importa es que los acreedores tengan confianza en que la deuda va a ser pagada y que así la acepten con tipos de interés bajos. Cuando Podemos acceda al gobierno de España, para mantener la confianza de los acreedores será necesario un compromiso explícito y rotundo de que no habrá restructuración de la deuda sin acuerdo previo. Hay dos formas de que disminuya el porcentaje de la renta deuda con respecto al PIB: haciendo que baje la cantidad de deuda o haciendo que el PIB crezca más rápidamente que la deuda. Esto último es lo que debe hacer un gobierno de Podemos.

El keynesianismo hace mucho hincapié en el efecto multiplicador del gasto público, pero aquí vamos a ser transkeynesianos, vamos a ir un poco más allá. Contrariamente a la teoría oficial del multiplicador, que considera un valor único para el país, creemos que no es lo mismo el efecto multiplicador que tienen los gastos del Estado cuando se abona y se riega a los pobres que cuando se abona y se riega a los ricos. Contrariamente a lo que afirma el keynesianismo de manual, la propensión marginal al consumo de Amancio Ortega no es la misma que la de un jubilado con pensión de 600 euros. Si al jubilado se le aumenta la pensión en cien euros mensuales, se los gastará todos inmediatamente, en el mismo mes y en productos locales. Si Amancio Ortega se encuentra al final de año con la agradable sorpresa de que debe pagar cien mil euros menos de impuestos porque el gobierno quiere atraer inversores, no es previsible que se gaste esos cien mil aumentando su consumo de lacón con grelos; ni en nada, no destinará ni un euro a aumentar su consumo. En cualquier caso, las pautas de consumo de la capa alta de la población se dirigen más a bienes y servicios internacionales. Y las inversiones de Amancio Ortega, como sabemos, se realizan principalmente fuera de España, al igual que las de Repsol y las de nuestras campeonas transnacionales.

En resumen: el multiplicador del gasto público es mucho mayor si la política fiscal, en ingresos y gastos, es progresiva. Si el gobierno destina mil millones de euros en aumentar las pensiones de los jubilados, el efecto multiplicador sobre el PIB será amplio y rápido. El Estado recuperará mediante el IVA y otros impuestos su gasto, y el porcentaje de la deuda pública respecto al PIB disminuirá. El gobierno de Podemos, con una política fiscal progresiva y una gestión prudente y honesta, promoverá sin duda un crecimiento del PIB muy superior al de la deuda.

4º Podemos cambiar la UE

GyA afirman, correctamente, que se debe “preparar la respuesta en diferentes escenarios” pero en su artículo solo consideran un escenario de enfrentamiento y ruptura. Sin embargo la UE se encuentra en una situación de crisis en la que es evidente la necesidad de cambio de modelo, hay muchos escenarios posibles y se abre por tanto una ventana de oportunidad para influir en su rediseño.

Europa está en crisis y todo el mundo es consciente de ello, incluyendo esos a los que GyA describen muy bien como “el modelo oligárquico de concertación entre élites europeas transnacionales”. En la lucha por la hegemonía mundial la UE está quedando marginada. La creciente desigualdad entre el norte y el sur de Europa está conduciendo a su ruptura. La indignación y el desencanto se extienden. El ultranacionalismo aislacionista está capitalizando la indignación en muchos países. El Reino Unido se va. Los gobiernos de Hungría y Polonia están quebrantando los principios jurídicos que son el fundamento ético del liberalismo europeo. Y Alemania y los países del norte están preocupados porque perderían mucho con el debilitamiento o la ruptura de la UE.

Están divididos y no saben qué camino tomar. El Libro Blanco de Juncker presenta cinco escenarios, a cual peor. Las élites políticas y económicas europeas son plenamente conscientes de que han cometido errores muy graves, de que los programas de austeridad solo conducen al estancamiento. Es muy evidente que hace falta un reforzamiento fiscal de la Comisión que le permita realizar una política de reequilibrio para corregir desigualdades entre regiones. Es muy evidente que hay que cambiar el estatuto del Banco Central Europeo, dándole una nueva regulación, sometiéndolo a control democrático y ampliando sus objetivos más allá de la lucha contra la inflación. Es muy evidente que Grecia jamás pagará su deuda porque matemáticamente es imposible. Es muy evidente que hay que dar legitimidad a las instituciones reforzando la democracia y la capacidad de control del Parlamento Europeo. En el programa de Macron hay algunos puntos que podríamos suscribir: la unión fiscal de la eurozona, con departamento de hacienda y ministro de finanzas propios, que gestionen transferencias fiscales permanentes de los países más fuertes a los desfavorecidos por la política monetaria común de la eurozona y un parlamento separado para la eurozona que se encargaría de la supervisión política y la rendición de cuentas del sistema, incluyendo el control del BCE. Esta unificación fiscal permitiría a los países del sur aumentar la inversión en infraestructura y estimular la creación de empleo sin infringir los límites a las políticas fiscales.

El debate sobre la reforma de la UE empezará en los próximos meses, después de las elecciones alemanas, y debemos estar ahí. Es el momento adecuado para intervenir activamente con propuestas atractivas y convincentes que puedan generar un bloque ganador que reconstruya una Europa del bienestar y solidaria como fue la de los años 50 y 60, que corrija las desigualdades entre individuos y entre regiones y que cambie la estrategia de crecimiento en una dirección sostenible. En ese bloque deben participar los movimientos alternativos europeístas como Plan B y DiEM25, los verdes y las nuevas izquierdas, incluyendo aquí la llamada “nueva socialdemocracia”, es decir, los partidos que se reorientan a la izquierda tratando de renacer entre los escombros de la segunda internacional (¿El nuevo PSOE?). Pero, además, también podrán ser atraídos los “nuevos centros” del Movimento 5 Stelle o del En Marche!

Podemos, las mareas de indignados y la izquierda europea no debemos alinearnos con las posiciones centrífugas de la ultraderecha nacionalista de Marine Le Pen, Geert Wilders, Frauke Petry y Matteo Salvini. Antes al contrario, debemos tomar postura claramente por una Europa más unida, más democrática y más solidaria. Como dice nuestro eurodiputado Miguel Urbán[vi]Necesitamos un plan B para una Europa que no tiene un problema de velocidad, sino una necesidad acuciante de cambiar de rumbo. Empecemos a darle forma a un proyecto europeo que recupere las raíces democráticas del antifascismo partisano, de la solidaridad, la paz y la justicia social. Un proyecto europeo que no excluya ni expulse a nadie porque sea un proyecto del que nadie quiera irse. Una tarea que se ha vuelto hoy tan urgente como imprescindible”.

No vamos a abandonar Europa. Vamos a cambiarla. Podemos.



[i] Juan Carlos Martínez Coll es profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad de Málaga y militante en CECHAPA, el Círculo de Economía y Hacienda de Podemos Andalucía. Las opiniones aquí expuestas no coinciden necesariamente con las de la UMA ni el CECHAPA.
[iii] Viento Sur nº 150, Garí, M. y Albarracín, D. “¿Qué se puede hacer con la Unión Europea?” http://vientosur.info/spip.php?article12317
[iv] “A Theory of Optimum Currency Areas”. Robert A. Mundell. The American Economic Review, Volume 51, Issue 4 (Sep., 1961), 657-665. https://people.ucsc.edu/~hutch/Econ241a/Articles/Mundell.pdf
[v] El Confidencial 15 de mayo 2017 “España, en manos de Draghi: el BCE ya ha comprado 250.000 millones de deudahttp://www.elconfidencial.com/economia/2017-05-15/bce-compra-de-activos-deuda-draghi-banco-de-espana-tipos-de-interes-credito-liquidez-dependencia_1382594/
[vi] Urbán, M. “El proyecto Europeo en disputa”. Diario Pueblo, 26/03/2007 http://blogs.publico.es/tomar-partido/2017/03/26/el-proyecto-europeo-en-disputa/

No hay comentarios: